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JUAN YÁÑEZ, vuestro humilde servidor, les da la bienvenida...

sábado, 16 de julio de 2011

Saturno se devora a sí mismo

|JUAN CARLOS APITZ |  EL UNIVERSAL
sabado 16 de julio de 2011  09:42 AM
Tras derrocar a su padre, Saturno obtuvo de su hermano mayor Titán el favor de reinar en su lugar. Aunque Titán puso una condición: que Saturno debía matar a toda su descendencia, para que la sucesión del trono se reservase a los hijos de aquél. De esa manera, Saturno tuvo varios hijos que devoró ávidamente, como había convenido con su hermano. En esta Venezuela al revés, nuestro gubernamental Saturno de Sabaneta, más que comerse a sus hijos, se devora a sí mismo. 

Para entender lo que le está pasando a nuestro Saturno hay que alejarse del microscopio. Todo para poder ver con claridad que quien realmente ha enfermado es una persona, no una célula. Una persona con una vida, que quizás es la que ha originado esa enfermedad. 

Es decir, una persona con una determinada personalidad, que está viviendo su vida y de repente un día siente que algo anda mal y acude al médico. Éste le hace una serie de pruebas y diagnostica que esa persona ha desarrollado una enfermedad llamada "cáncer". Esa persona, con esa personalidad y con esa vida, ha generado en su cuerpo el cáncer. No ha sido infectada por ningún virus, ni ha sufrido ningún accidente, ni sufre algo congénito, simplemente su cuerpo ha enviado la orden a un grupo de células para que se multipliquen a un ritmo anormal y no mueran, creando así un "tumor". A su vez, este tumor se irá nutriendo y creciendo indefinidamente, destrozando las células circundantes e incluso enviando células a otra parte del cuerpo, dando lugar a una "metástasis". En consecuencia, el cuerpo, por si mismo, ha empezado un proceso de autodestrucción; pues eso es precisamente lo que es el cáncer, un proceso de autodestrucción. 

Pero algo le estaba pasando a ese cuerpo para que decida que no quiere seguir viviendo. ¿Qué debe ser tan terrible, tan insoportable, que es mejor la muerte? La respuesta sólo la sabe la persona que ha desarrollado la enfermedad. Sólo la persona que ha empezado ese proceso de autodestrucción sabe en el fondo de su ser qué cosas (circunstancias, heridas, presiones, obligaciones, crueldades, personas, actitudes, pérdidas, carencias, frustraciones) son las causas que han hecho su vida tan insoportable que su cuerpo ha decidido que no las puede soportar más y que prefiere morir. 

En el fondo todos los enfermos con cáncer saben cuáles son esas causas o cosas, pero muchas veces no son conscientes de ellas. Pero esos motivos están ahí. Ahora bien, el autoconocimiento es el único camino para llegar a esas respuestas tan cruciales sobre las causas del cáncer para conseguir detener el proceso y regenerarse. Si no encuentran los motivos o causas que hicieron que su cuerpo decidiera enfermar es muy difícil que éste deje de hacerlo. 

Una vez conozca los motivos que lo enfermaron, podrá cambiar la manera como entendía esas cosas para pasar a entenderlas y vivirlas de una manera sana. Pero si la persona no entiende esos mensajes por simple ignorancia, o porque nadie le ha dicho que lo que intenta comunicarle su cuerpo es que hay una herida emocional que ha de ser sanada, todo seguirá igual. 

Así que, la herida necesita que la persona deje de hacer aquello que le hizo enfermar para poder sanar. Entonces, cuando la persona no es consciente de que sigue haciendo tercamente aquello que le enfermó, esto es, sigue siendo de la misma manera y haciendo las mismas cosas que provocaron su herida emocional y, con ella, su enfermedad, entonces, nunca sanará. 

Finalmente, cuanto más tiempo siga la persona con la misma actitud, más grande será su tumor y, por ende, seguirá devorándose a sí mismo.

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twitter: @justicapitz

EL BLOG OPINA
                             La síntesis o la brevedad en las palabras, en la escritura y en el pensamiento cuando este es profundo y conciso es virtud. Pocas palabras son necesarias para un  buen entendedor. Poco valiosos son los discursos que se van por las ramas y olvidan la savia que nutre al árbol y que comienza a formarse desde sus raíces. Imposible es aclarar aún más el agua pura que brota de un manantial...

Espera siempre un nuevo amanecer...

sábado, 2 de julio de 2011

Sobre el discurso de Chávez y algo más...

ESCRIBE Alejandro Tarre

Mensaje del presidente Chávez anunciando su enfermedad
Post: 30 Jun 2011 09:21 PM PDT
Viernes, 1 de julio de 2011
Del discurso de ayer de Chávez, estos dos párrafos llaman la atención:En este instante recuerdo el 4 de febrero de aquel estruendoso año 1992. Aquel día no tuve más remedio que hablarle a Venezuela desde mi ocaso, desde un camino que yo sentía me arrastraba hacia un abismo insondable. Como desde una oscura caverna de mi alma brotó el “por ahora” y luego me hundí.
También llegan a mi memoria ahora mismo aquellas aciagas horas del 11 de abril de 2002. Entonces también le envié a mi amado pueblo venezolano aquel mensaje, escrito desde la Base Naval de Turiamo, donde estaba prisionero, Presidente derrocado y prisionero. Fue como un canto de dolor, lanzado desde el fondo de otro abismo, que sentía me tragaba en su garganta y me hundía y me hundía.
Son dos párrafos poderosos. En primer lugar por el tono de confesión. En esta nueva versión del 4 de febrero el “por ahora” no suena como un grito triunfal, anuncio de victorias futuras y muestra de una voluntad aguerrida dispuesta a capear cualquier tempestad. Más bien como un grito de ahogado, un murmullo que casi no tuvo fuerzas de pronunciar porque la oscuridad ya se lo estaba tragando.
En segundo lugar porque es una admisión de su actual estado anímico y de que la amenaza del cáncer sigue latente. Este “sentirse en un abismo” podría explicar la comprensible vaguedad de sus explicaciones y la timidez con que proclama el triunfo de las intervenciones. Para cualquier persona, es difícil discurrir sobre las circunstancias que amenazan su vida.
Una última observación. Impacta ver a Chávez, una vez más, vulnerable y empequeñecido. No puedo sino recordar a Pompeyo Márquez, hace como dos años, alertando a los chavistas, desde la poltrona de sus noventa años, que “nadie es eterno…yo he vivido ya demasiado…ustedes actúan como si todo esto fuera a durar para siempre, pero un día todo esto se va a esfumar. Y, créanme, ese momento llega más rápido de lo que uno piensa.”
Posted: 30 Jun 2011 08:03 PM PDT
Viernes, 1 de julio de 2011
Calixto Ortega
¿Hasta dónde las circunstancias pueden corromper a un hombre? ¿Hay chavistas cuya predisposición hacia la maldad es tan débil que en otros país, con una cultura democrática más sólida e instituciones más fuertes, hubiesen sido ciudadanos relativamente decentes? ¿Es difícil, por ejemplo, imaginarse a Calixto Ortega cayendo tan bajo como ha caído si en vez de Venezuela le hubiese tocado legislar en el parlamento inglés, donde las instituciones seguramente hubiesen embridado sus peores instintos -instintos, por lo demás, que no son peores que los de cualquier ciudadano promedio?
Esto es una de las tragedias de Venezuela y de los muchos otros países que han sufrido o sufren régimenes autoritarios. Gente relativamente decente que las circunstancias vuelven indecentes y muchas veces hasta corruptos y delincuentes.
Y no habló de los Tarek El Aissami o los Freddy Bernal o los José Vicente Rángel. Hablo de gente como Calixto Ortega. Gente menos mala que moralmente débil e insegura; menos oportunista y arribista que dependiente y sumisa.
En otro país, bajo otras circunstancias, Calixto ha podido llevar un vida relativamente digna y honesta. Pero en el mundo en el que se desenvuelve, que tiene sus propios códigos y normas, sus propios perversos incentivos, sus propios castigos y retorcidos mecanismos de ascenso, Calixto se ha desplazado, ha sido desplazado, al extremo opuesto de la decencia.
EL BLOG OPINA
                              El tiempo es implacable, saca a la luz en el momento preciso todo aquello que que se intentó ocultar y de igual modo quita los atuendos con los que se quizo disfrazar a la verdad. También marca inexorable los periodos y pone fin a todo.  Asimismo nos muestra la temporalidad de la existencia y hace evidente ese trillado refrán que dice: No hay mal que dure cien años.., etc., etc. etc.
Salvador Dalí  "El paso del tiempo"
Material Gráfico: AP  museosdelmundo.com